altura de la viña: 350-500 m │hectáreas de viña: 5.500 │pluviometría anual: 450 mm │temperatura media anual: 14,6° │ viticultores: 1.600 │bodegas inscritas: 45
La tradición vitivinícola en Terra Alta es casi milenaria, donde ya la Orden del Templo, a través de las Costumbres de Orta de 1296, y el Costumbres de Miravet de 1319, dejaron constancia del cultivo de la vid y la producción de vino en la comarca. Posiblemente, a pesar de la importancia y calidad de los vinos tintos, el testimonio más evidente de esta cultura hay que buscarla en el vino blanco. También destaca aquí un testimonio histórico fechado en 1647 que deja constancia de una plantación de Vernatxa, posiblemente blanca, por parte de Mossén Onofre Catalán en el término municipal de Gandesa. Durante la primera mitad del s.XIX, el célebre escritor Joan Perucho, e incluso Pablo Picasso que pasaba largas temporadas veraniegas en la zona, sabían que los vinos blancos de la Terra Alta se distinguían entre vírgenes y brisados, estos últimos obtenidos por la fermentación de uva blanca, entera y pisada. También es bastante remarcable la fuerte vinculación del nombre de cada municipio a la producción vitivinícola en origen. De hecho, a lo largo de la historia se habían hecho populares los vinos denominados como «de Gandesa» o «de Batea», especialmente blancos, pero también tintos, donde se consumían y vendían a granel en numerosas tascas de Barcelona. La profesionalización del sector vitícola, así como la incorporación progresiva de la enología moderna en algunas bodegas y el afán de elaborar vinos más modernos y con más control de calidad, propició la puesta en marcha de la DO Terra Alta en 1985.
Situación, clima y suelo
La DO Terra Alta se ubica al sur de Catalunya, entre el río Ebro y las tierras del Matarraña (Aragón), y comprende 12 términos municipales: Polillas, Batea, Bot, Caseres, Corbera de Ebro, La Fatarella, Gandesa, Horta, El Pinell de Brai, La Pobla de Massaluca, Prat de Comte y Vilalba dels Arcs. En la actualidad se encuentran inscritas en la DO Terra Alta unas 5.500 hectáreas de viñedo que trabajan más de 1.600 viticultores y elaboran sus vinos 45 bodegas. Aquí, las cordilleras prelitorales calizas de Pàndols, Cavalls y los Puertos presiden un paisaje espectacular y típico del mediterráneo interior, destacando La Plana, el Altiplano y Los Valles, y la viticultura se desarrolla en terrazas, a menudo naturales, con varias pendientes y en bancales. Se concentra, especialmente, en el tercio central de la zona de producción, entre 350 y 550 metros de altitud. La terraza es la unidad de cultivo más común y es consecuencia de la interacción con la variada orografía que presenta el terreno, que se dispone en distintas pendientes y orientaciones, normalmente, entre paredes de piedra en seco con los márgenes o ribazos con cobertura vegetal, contribuyendo ambos a evitar las pérdidas de suelo de cultivo por erosión. Los emplazamientos de terrazas más tradicionales son los llanos y los costales, diferenciados por pendientes inferiores o superiores al 10%, respectivamente. El resto de las viñas se encuentran en terrazas abancaladas, los bancales, y en los fondos de los valles, prácticamente sin pendiente y, por tanto, con mayor aprovechamiento hídrico.
El clima es mediterráneo seco, destacando una influencia continental fuerte que no suele manifestarse fuera del periodo vegetativo de las viñas. La pluviometría es moderada, que oscila entre los 350 y 500 mm / año en función de la proximidad de los Puertos. Destaca el importante papel los de los vientos dominantes: el Cierzo (NO)y la Garbinada (marinadas de componente sur), que propician unas óptimas condiciones para un perfecto desarrollo de las viñas y la producción de unas uvas de gran concentración y calidad. El suelo de cultivo es en general de texturas medias, con buen drenaje, de profundidad variable, rico en caliza y muy pobre en materia orgánica.
Variedades
El predominio de las variedades de uva tradicionales es la otra característica relevante de la viticultura en la DO Terra Alta, y es a través de las Garnatxas su punto más evidente. La Garnatxa Blanca, la Garnatxa Negra y la Garnatxa Peluda son las variedades de uva predominantes, que junto con la Macabeu, Parellada y Samsó, que suman las tres cuartas partes de la superficie del viñedo. Hay que anotar que agronómicamente, todas las Garnachas y el Samsó están perfectamente adaptadas a los emplazamientos tradicionales de cultivo, y la clasificación de éstas como recomendadas por el Consejo Regulador de la DO Terra Alta evidencia el fomento de estas plantaciones. Un dato revelador es que el 80% de la Garnatxa Blanca cultivada en el mundo se encuentra en Terra Alta. El resto lo ocupan variedades internacionales, como el Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Chardonnay y Sauvignon Blanc, entre otras. También es remarcable la existencia de plantaciones de edad avanzada de la variedad de uva tinta denominada localmente «Morenillo», que se encuentra en proceso de reconocimiento y clasificación, aunque algunas bodegas ya han empezado con su elaboración.
Los vinos
Se elaboran blancos, rosados, tintos y espumosos, y hasta 4 tipos de vinos de licor (mistela blanca, mistela negra, rancio y vino dulce natural). Pese a la diversidad, la singularidad de los vinos de Terra Alta se debe a la existencia de una cultura vitivinícola con identidad propia, a la ubicación de los viñedos en un trozo del mediterráneo interior, y al predominio de las variedades tradicionales, entre ellas la Garnacha Blanca, cuyos vinos blancos son los que mejor expresan el singular carácter del terruño, y por ello son los únicos vinos merecedores de poder lucir en su etiqueta el distintivo de garantía específico, «Terra Alta Garnacha Blanca».
Actualidad y futuro
La Terra Alta tiene un patrimonio varietal espectacular, centrado en la Garnacha Blanca, Cariñena y Garnacha Tinta, y no destaca sólo en blancos, sino también monovarietales tintos, como Finca La Personal y Finca La Terrenal (Edetària), Señora Carmen (Vinos del Tros), Finca Morenillo (Celler Piñol), que son escasos pero excepcionales. Buenos vinos tintos de coupage también hay unos cuantos, en especial los de Bárbara Forés, Bodega La Fou o Celler Piñol.
Si bien el problema varietal no existe en una dimensión tangible en la Terra Alta, hay que preguntarse porque Celler Batea hace un vino que se llama Tipicidad. Es importante pensar en torno al que los nombres de los vinos contienen, porque de hecho es revelador. Y ya puestos, la pregunta es obvia: ¿qué pinta la chardonnay en un lugar donde está el 80% de la garnacha blanca plantada en todo el mundo?
También las cooperativas de Gandesa, Bot, Corbera, Batea, San Salvador de Horta, La Pobla de Massaluca, etc … son el pulmón de la Tierra Alta donde se elabora el grueso de la uva, pero con más dignidad que en muchas otras zonas de Cataluña .Cabe decir que la de Gandesa, después de un período en el que los vinos se situaron en el mercado catalán con cierta fuerza, está en un momento de cambio que parece un poco arriesgado. Bot, en cambio, con la idea de concentrar la producción de vinos de calidad, parece que tiene proyectos estimulantes para el futuro. La de Corbera evoluciona muy positivamente, empezando a dejar de lado el espíritu de hacer apenas un buen vino para convertirse en algo más. Y la trayectoria de Batea se fundamenta en una gran selección de la uva que acoge, y elabora unas gamas de vinos de muy buena calidad.
La Terra Alta tiene un presente y un futuro espectacular, y sólo una cosecha difícil puede llevar una pequeña bajada que muchos corrigen con mucha más selección de la uva y con menos botellas, como debe ser.


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