altura de la viña: 200-700 m │hectáreas de viña: 4.770 │pluviometría anual: 537 mm │temperatura media anual: 14,4° │ viticultores: 2.118 │bodegas inscritas: 30
El origen del viñedo tarraconense, como ocurre en buena parte de nuestra costa mediterránea, es desconocido en sus detalles concretos, aunque es probable que ya se cultivase en los tiempos en que los griegos se asentaron más al norte. Hay pruebas de su importancia cuando Tarraco se convirtió en capital romana del oriente peninsular y en floreciente puerto comercial, y sus vinos aparecen elogiados en los textos de Marcial, Plinio el Joven y Silvio Itálico. De hecho, muchos monumentos recuerdan la época romana, entre ellos las ruinas de un anfiteatro que tenía capacidad para 12.000 espectadores y alrededor de la cuarta parte de los 4 km de la muralla original. La viticultura floreció en aquella época y la región llegó a exportar vino a Roma, donde se apreciaba tanto como el vino del Lacio, producto de las viñas que crecían en las colinas cerca de la Ciudad Eterna.
Después de la colonización árabe, los monasterios contribuyeron a recobrar las variedades viníferas y las artes de elaboración del vino. El cultivo de la vid continuó creciendo durante siglos, hasta el extremo de que en 1900 el 54% de la provincia estaba cubierta de cepas. Sin embargo, la filoxera supuso un revés considerable para la zona. No obstante, también hay que mencionar que la fragmentación de la zona de producción fue, probablemente, una de las causas decisivas de la decadencia del viñedo tarraconense. Los viñedos del Penedés, del Montsant, del Priorato y de Poblet que habían formado parte la antigua Tarraconensis romana se fueron independizando y separando, por lo que ahora el conjunto de las comarcas de Tarragona tiene cinco DO’s: Tarragona, Montsant, Priorat, Conca de Barberà y Terra Alta; y tres más de compartidas: Cataluña, Penedés y Cava. Al quedar privada de sus más clásicas zonas productoras, Tarragona se especializó en la exportación de grandes volúmenes de graneles. En toda Europa se recuerda todavía la fama que alcanzaron los vinos dulces tarraconenses a mediados del siglo XIX. Aquel Tarragona Classic que conquistó el mercado británico sigue teniendo algunos continuadores entre los vinos dulces y generosos que se elaboran en la zona. Merece la pena rendir honor a esos vinos inimitables: ricos, concentrad os y fascinantes como una ofrenda de miel y flores.
Situación, clima y suelo
El primer Consejo Regulador de la DO Tarragona se constituye en 1945, pero ha sufrido modificaciones en los años 1975, 1986, 1996 y recientemente 2005, que han adecuado, poco a poco, la zona de producción, que se extiende por 73 términos municipales situados preferentemente en las comarcas Camp de Tarragona, Baix Camp, Alt Camp y parte de la Ribera d’Ebre, así como su extensa gama de vinos. Se localiza en la zona centro y sur de la provincia de Tarragona, y abarca cerca de 5.000 hectáreas de viñedo que trabajan unos 2.100 viticultores y elaboran una treintena de bodegas, donde buena parte de ellas son cooperativas.
Camp de Tarragona se extiende alrededor de la capital y es la que agrupa la mayoría de los viñedos. Se puede considerar una prolongación del Penedés debido a sus condiciones naturales. El clima es mediterráneo, con una media de precipitaciones de 500 mm anuales. La temperatura media es de unos 16ºC. Los suelos son calizos de textura suelta. Predominan las variedades blancas Parellada, Macabeo, Xarel·lo, Garnacha Blanca y Chardonnay. Y entre las tintas abundan la Tempranillo (Ull de Llebre), Cariñena y Garnacha, aunque también pueden encontrarse todavía plantaciones de moscatel destinadas al como uva de mesa.
Alt Camp y Baix Camp, una en el interior, y la otra al sur de Camp de Tarragona y sobre el Mediterráneo. Aquí predominan las tierras pardas meridionales con subsuelo de piedra caliza y granito. Su clima fresco y húmedo, con 650 mm anuales de precipitación ayuda al cultivo de las variedades tintas Cariñena y Garnacha que se combinan con la Cabernet Sauvignon y Merlot.
La Ribera d’Ebre se extiende por el valle del Ebro, separada de por una cadena de montañas que supera los 700 metros de altitud. Aquí se alcanzan las precipitaciones más escasas de las tres zonas, alcanzando apenas los 400 mm anuales. Abundan los suelos calizos de estructura pedregosa en las riberas fluviales hay terrenos de aluvión. Los viñedos se cultivan en la zona más llana, alternando con frutales y almendros. Las variedades blancas más cultivadas son la Macabeo y la Garnacha Blanca. En tintos abundan la Cariñena y la Garnacha, aunque se experimenta con Syrah y Merlot.
Variedades
El Consejo Regulador de la DO Tarragona autoriza la producción de vinos con la variedades tintas Ull de Llebre o Tempranillo, Merlot, Samsó o Cariñena, Cabernet Sauvignon, Garnatxa, Sumoll, Syrah y Pinot Noir, y las blancas Macabeu, Perellada, Xarel·lo, Chardonnay, Moscatel de Alejandría, Garnatxa Blanca, Suavignon Blanc y Malvasía.
Vinos
Dentro la DO Tarragona se elaboran vinos blancos, rosados y tintos convencionales, además de la colección de los llamados “vinos de licor”. Entre ellos la Mistela de Tarragona, que se elabora a partir de variedades blancas y tintas, con un tiempo destinado a la maceración de la piel de la uva con el mosto, y el proceso de fermentación se paralizara mediante la adición de alcohol vínico. Moscatel de Tarragona se obtiene a partir de las variedades Moscatel de Alejandría y Moscatel Frontignan, y durante su elaboración se paraliza la fermentación mediante la adición de alcohol vínico de primera calidad para obtener el dulce deseado. Garnatxa de Tarragona se utilizan exclusivamente uvas de las variedades Garnatxa Blanca y Tinta, y se acepta un máximo de un 10% de otras variedades. Durante su elaboración, el proceso de fermentación se paralizará mediante la adición de alcohol vínico de primera calidad o mistelas de igual variedad y origen. Los vinos de licor comercializados con el nombre de Garnatxa tendrán un tiempo de maduración o crianza de dos años. Vino Rancio de Tarragona se elabora a partir de variedades blancas y tintas autorizadas, y conlleva una crianza oxidativa a sol y serena, y un mínimo de un año en roble. Vino vimblanc de Tarragona es un vino de licor tradicional hecho con uva sobre madurada. También se elaboran vinos espumosos siguiendo el procedimiento tradicional.
Actualidad y futuro
Mientras unos alcanzaban el éxito, parece que otros se lo miraban de lejos. Esto es un poco lo que le ha pasado a la DO Tarragona. Sin embargo, desde hace unos años, cosecha tras cosecha, aparecen interesantes novedades, algunas excelentes, y todas a precios muy competitivos. Principalmente hay que buscarlos en los tintos, pero no se pueden olvidar los vinos licorosos y rancios, donde el mercado internacional ha reconocido durante siglos como los «Tarragona Clásicos», vinos con largas crianzas en madera, que han alimentado la exportación, y que hoy resucitan de una crisis compartida con otros vinos de postre mediterráneos.
Pero la revolución de calidad emprendida por algunos viticultores y elaboradores está ofreciendo hoy resultados espectaculares que perfilan la zona como una de las promesas de calidad más reales del vino tinto español. Las viejas cepas de Garnacha y Cariñena pueden dar en estas zonas de suelo pobre y poco productivo verdaderas joyas: vinos tintos corpulentos, con alta expresión aromática y un paladar sensual.
Después de muchos años de indefinición y de un intento de centrar el discurso en la Sumoll Negra para afrontar el futuro con una idea fija, parece que por ahora sólo unas pocas bodegas consiguen despuntar. Además, la evolución en todos estos años ha dejado un poco de lado la Cabernet, Merlot y Syrah para concentrarse en las viñas más viejas. De hecho, queda mucho trabajo por hacer y para dar sentido a esta DO que lo busca desde hace tiempo, pero que está maniatada por la gran producción de algunas bodegas y cooperativas que siguen apostando más por la cantidad que por la calidad. Pero hay luz al final del túnel.
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