altura de la viña: 300-650 m │hectáreas de viña: 450 │pluviometría anual: 550 mm │temperatura media anual: 13° │ viticultores: 90 │bodegas inscritas: 12
Apunta la tradición que la antigua ciudad romana de “Bacassis” cedió el nombre de Bages al término de Manresa. Otra tradición voceada, más popular y más bien surrealista, es que el topónimo de “Bages” deriva del latín “Bacus”; es decir, nada más y nada menos que dios del vino.
Según los historiadores, la comarca del Bages ha sido siempre, y sobre todo antes de la plaga de la filoxera, tierra de muchas vides y buen vino. Por una parte, si Manresa, actual capital de la comarca, fue y sigue siendo el núcleo principal de población y capital de la comarca, Sant Benet de Bages se instauró durante muchos años como el importante centro espiritual, cultural y de la colonización agraria de la comarca, donde la importancia del clero y los monjes fue decisiva para el desarrollo de la viticultura. Aquí, los monjes adquirieron y regentaron muchas hectáreas de viñedo –ya por compra o por donación generosa- situado en las inmediaciones del monasterio, a un extremo del cual, cerca del río Llobregat, el cenobio benedictino dominaba todo el Pla de Bages. Más tarde, este esplendor vitivinícola se vio truncado por la plaga de la filoxera, la cual obligó a arrancar vides y sus gentes emprendieron otros cultivos más productivos en ese momento, aunque esta comarca nunca dejó de ser la proveedora principal de vino a los Pirineos.
La invasión de la filoxera llegó al Bages en 1892, y la crisis vinícola fue amplia, pero una vez superado este largo periodo de estancamiento, en los años 60 el campo inició una época de grandes transformaciones motivada por el esfuerzo de todo el colectivo de viticultores, adecuando viñas y bodegas, que culminó el año 1995, cuando la Generalitat de Catalunya otorgó la concesión de Denominación de Origen a los Vinos del Bages, con siete bodegas que con los años se han ampliaron a doce.
Hoy en día, la viña y el vino es uno de los pilares fundamentales de la economía de la comarca del Bages.
Situación, clima y suelo
La DO Pla de Bages está situada en la provincia de Barcelona, en la comarca del Bages, en el lado oriental de la depresión central de Catalunya, y su área de producción abarca 27 municipios.
Esta zona vitivinícola está enmarcada en un clima mediterráneo de interior, con escasa pluviometría (500 a 600 mm.), una oscilación térmica anual entre el día y la noche bastante acusada, y una gran luminosidad. Esta oscilación, junto a las texturas de la tierra, con suelos franco-arcillosos y franco-arenosos, hace que la zona posea unas condiciones óptimas para el cultivo de la viña y poder conseguir vinos con fuerza y personalidad acusada.
Variedades
Blancas
Variedades recomendadas: Macabeo, Parellada, Picapoll blanco y Chardonnay
Variedades autorizadas: Sauvignon blanc y Gewürztraminer
Tintas
Variedades recomendadas: Sumoll, Garnacha, Ull de Llebre, Merlot y Cabernet Sauvignon
Variedades autorizadas: Cabernet franc y Syrah
Los vinos
En toda la zona se elaboran vinos blancos, rosados y tintos en todas sus categorías, además de mistelas, vinos rancios y dulces naturales, así como espumosos tradicionales, pero quizás resulta todavía prematuro hacer una tipificación de los vinos del Bages. No obstante, la búsqueda de una personalidad definida en sus vinos se apoya, por ahora, en los tintos tanto varietales como de mezcla, y, sobre todo, en el blanco de picapoll, donde prácticamente todas las bodegas lo elaboran.
Vi de Finca
Arnau Oller, vino de la bodega Oller del Mas, se ha convertido en el quinto Vino de Finca de Cataluña y en el primero de la DO Pla de Bages. Con este reconocimiento la DO Pla de Bages ya tiene la primera bodega con la máxima categoría que se puede alcanzar a nivel vinícola bajo la normativa de la Generalidad. Es un vino elaborado íntegramente con merlot procedente de la parcela de la Boïga, palabra de origen prerromano que viene de la raíz “boud” que significa «ganar, conquistar», ya que es una parcela ganada al bosque.
Los requisitos que hacen a estos vinos tan singulares son, entre otros, que todos deben estar amparados dentro de una Denominación de Origen, que procedan de viñedos con rendimientos inferiores en un 15% de la media, que consigan una puntuación mínima de 72 puntos en la cata oficial del Consejo Regulador, que tengan una trayectoria consolidada de prestigio y de calidad de al menos diez años en el mercado, y que lo soliciten.
Las tinas y barracas de viña
Una de las peculiaridades del Bages son las tinas y las barracas de viñas, construcciones de piedra seca que se hicieron necesarias para los payeses de la zona ante el continuo trabajo en el campo, para guardar los aperos agrícolas o bien para protegerse de las inclemencias del tiempo. Coincidiendo con la notable expansión del cultivo de viñas, se construyeron muchas de estas barracas, de las que quedan alrededor de 4000 muy bien conservadas.
Actualidad y futuro
Dos momentos importantes dibujan la historia de la DO Pla de Bages: la primera, una añoranza de un pasado reciente en el que la viña estaba muy presente hasta que el textil se llevó la mano de obra. La segunda, una replantada que arrebató con buena parte de lo que quedaba de este pasado. La decisión en aquel momento fue clara: había que apostar por un futuro dedicado a la exportación, teniendo en cuenta que climáticamente el Bages se acerca más a las condiciones idóneas para plantar las variedades foráneas globalizadas. Así, el hecho es que el Bages es la zona donde los vinos de Cabernet Sauvignon o Merlot tienen la regularidad y la calidad más alta de toda Cataluña.
En blancos, sin embargo, se dejó espacio a la picapoll blanca. Hoy por hoy, todas las bodegas la trabajan en monovarietal o en mezcla, y se ha convertido en el icono de la identidad de los vinos del Bages mientras las bodegas iban preparando sus rincones de recuperación varietal: Abadal con su colección Paisajes 1883 (Mandó y Sumoll), Oller del Mas con su compromiso con la picapoll negro, y Solergibert con dos vinos de sumoll excepcionales que ha preparado desde hace varios años y que no ha sacado al mercado hasta que no ha tenido la seguridad de que conocía la variedad como para sacar cada año lo mejor de este varietal.
Conscientes de que el gran momento de las foráneas ha pasado, en el Bages hay una reforma tranquila que debe dejar un testimonio de esta etapa. Algunos de los vinos que se hacen ahora lo valen, pero el resto tiene que hacer un cambio para recuperar el discurso que el mercado quiere escuchar. Este consejo regulador tiene el mérito de haber sido el primero en reivindicar y recuperar una variedad autóctona y ponerla al mismo nivel que las grandes foráneas internacionales, por lo que se ha ganado toda la confianza posible en el resultado final.


Deja una respuesta