altura de la viña: 60-250 m │hectáreas de viña: 227 │pluviometría anual: 600 mm │temperatura media anual: 15,8° │ viticultores: 98 │bodegas: 8
Situada entre el mar y la montaña, seguramente uno de los misterios más sorprendentes y atractivos de los vinos de Alella es su propia existencia, producto de unas pequeñas viñas, a veces escondidas de la mirada curiosa de los visitantes, que durante hace muchos años lucharon por su supervivencia en una admirable y desigual rivalidad contra la expansión de una gran área urbana de lujo. Por suerte, hoy es una batalla ganada, ya que la mayoría de los viñedos de la DO Alella se encuentran al amparo de parajes protegidos, donde forman parte el parque del Montseny (declarado reserva de la biosfera en 1978), el parque de la Serralada de Marina, el parque de la Serralada Litoral, el parque del Montnegre-Corredor y la Vall del Tenes.
Historia
La Denominación de Origen Alella es una de las más pequeñas y també una de las más antiguas de la Península Ibérica. Se dice que ya los romanos guardaban sus ánforas de vino en Tiana, pequeña localidad que hizo de capital en aquel tiempo, y que desde el Maresme salían barcos cargados de vino hacia las ciudades del Cantábrico español. Allí, junto a otros vinos de otras procedencias, emprendían la larga travesía a las Indias. No obstante, este origen histórico no estaba centrado en la viña ni el vino de Alella tal como hoy conocemos, sino en los vinos primordialmente tintos que se producían en toda la zona del Maresme y que gozaban de un gran prestigio en la época, siendo també los preferidos de los canónigos de la Seo de Barcelona en tiempos medievales.
Más recientemente, después de la plaga de la filoxera, la mayor parte de la viña que había en la zona no se volvió a replantar. De hecho, sólo se salvó Alella, y lo hizo gracias a una situación privilegiada y a la lucidez de los que, a principios de siglo, construyeron la Cooperativa Alella Vinícola, hoy Alella Vinícola, donde la visión comercial se centraba en la burguesía barcelonesa de la zona, sin perder de vista lo que sería durante muchos años su mejor cliente, cada vez más potente, y muy cerca: Barcelona.
Situación
La DO Alella está situada al norte de Barcelona y es cultivan unas 227 hectáreas de viñedo, según la DO Alella, repartidas en dos comarcas: el Maresme, volcada al Mediterráneo y, al otro lado de la Cordillera Litoral, el Vallés Oriental.
- El Maresme se extiende entre el Barcelonés y la Selva, limita al norte con el Vallés Oriental, y está integrado por un total de treinta municipios, dieciséis en la costa y catorce en el interior.
- EL Vallés Oriental consta de cuarenta y tres municipios y su capital es Granollers. Limita con el Maresme, Vallés Occidental, Osona y la Selva.
Variedades
Blancas
Variedades recomendadas: Pasa blanca (Xarel·lo) y Garnacha blanca.
Variedades autorizadas: Macabeo, Malvasía, Moscatel de grano menudo, Parellada, Picapoll blanco, Chardonnay, Chenin blanc y Sauvignon blanc.
Tintas
Variedades recomendadas: Garnacha tinta.
Variedades autorizadas: Cabernet Sauvignon, Garnacha peluda, Merlot, Monastrell, Pinot Noir, Samsó o Mazuela, Sumoll tinto, Syrah, Ull de LLebre o Tempranillo.
Los Vinos
Se elaboran en todas sus versiones vinos blancos, rosados, tintos y dulces, además de vinos espumosos bajo la DO Cava.
Su denominador común es la mineralidad, sobre todo en los vinos blancos, sea cual sea el método de elaboración. Esta característica se encuentra tanto en los vinos blancos y tintos de la vertiente marítima, en la comarca del Maresme, y algo menos perceptible en la vertiente de interior, en la comarca del Vallés Oriental.
Esta mineralidad le viene dada por el tipo de terruño, un subsuelo granítico que en la superficie se transforma en pequeños granos, los cuales se denominan «sauló». Un terruño con una buena permeabilidad hace necesario que la cepa necesite profundizar sus raíces para buscar el agua y los diferentes alimentos que le aporta el terruño. Así, crea un pequeño «estrés», que bien controlado ayuda també a regular la producción de uva por cepa. De hecho, la pequeña diferencia gustativa que podemos apreciar en los vinos elaborados en la vertiente marítima respecto de los elaborados en la vertiente interior, es que los vinos de interior tienen la acidez más presente.
Actualidad y futuro
Las ocho bodegas de la DO Alella tienen políticas muy diferentes a la hora de cultivar y elegir la elaboración su gama de vinos. Algunos todavía arrastran una visión muy ecléctica del vino catalán, combinando la vertiente más hedónica con la más comprometida con la recuperación varietal y territorial del viñedo de Alella. La buena noticia es que casi todas las bodegas están comprometidas, en mayor o menor medida, con una viticultura ecológica, incluso con algunos vinos naturales, y todos han comenzado una vía para conectar con la adopción de la pasa blanca como bandera de la zona.
Ahora, sin embargo, con la pansa blanca ya no es suficiente. Hay quien está trabajando para recuperar la pansa rosada, por reincorporar la picapoll blanca, por hacer que abunde más la garnacha blanca, e incluso hay quien trabaja la sumoll en versión tinta.
La DO Alella es pequeña y la recuperación varietal es más fácil en espacios reducidos, en los que el mismo esfuerzo representa un porcentaje mucho mayor del trabajo que queda por hacer.
Alella sufre más que otras zonas las cosechas. Quizás porque el tamaño de las bodegas son más pequeñas, y los medios també son proporcionales. Pero es una gran noticia que sea sensible a las añadas, dado que el consumidor puede captar que sus vinos que no tienen a su servicio una gran estructura de bodega que pueda ocultar lo ocurrido en la viña. Y esto es de agradecer.
El futuro pasa, como en el resto de la viticultura catalana, por las variedades tradicionales. De hecho, en los últimos diez años, la única propuesta de la DO Alella ha sido la pasa blanca. El resto de variedades, incluida la garnacha tinta, no reciben el mismo apoyo, quizá porque nadie cree que realmente formen parte del futuro de la DO Alella.


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